Responsabilidad Social
Desde 2005, y como iniciativa de Carlos Crotta (h) funciona en Finca Ramblón el Centro Educativo de Vendimia José Eduardo Crotta. Allí los hijos de los trabajadores de la cosecha toman clases y se recrean mientras sus padres trabajan. Por este emprendimiento Bodegas y Viñedos Crotta recibió el premio Fundación BBVA a la Responsabilidad Social Empresaria.
En 2012 el sello Alfaguara Infantil y Juvenil donó la biblioteca con libros para los chicos. Esto forma parte del compromiso de Bodegas y Viñedos Crotta para con su comunidad.
Los Fundadores
84º aniversario 1933- 2017
En 1919, un niño de 14 años llegó solo en barco al puerto de Buenos Aires. Era el italiano José Eduardo Crotta. Había nacido el 1 de junio de 1905 en la región de Lombardía, en una aldea llamada “La Crotta”, en la provincia de Pavia. Su familia estaba compuesta por sus padres, que eran agricultores,
y sus cinco hermanos de los cuales él era el menor.
En ese lugar transcurrieron sus primeros años hasta apenas entrada la adolescencia, cuando por los avatares de la Primera Guerra Mundial,
se embarcó rumbo al sur de América.
Así fue que José Eduardo llegó a Buenos Aires. Su historia es la de miles de inmigrantes italianos que llegaron a fines del siglo XIX y principios del XX a la Argentina, muchos de los cuales escribieron la historia del vino argentino.
Pero fue en la década del '30, como parte de un proyecto que diseñó con su esposa, la austríaca Wilhelmina Ritz, a quien en Argentina llamaban Guillermina, que decidió levantar su propia bodega en la capital del vino argentino: la provincia de Mendoza. Vieron la oportunidad de comprar una bodega pequeña al este de esa ciudad, en un departamento llamado San Martín.
Así José y Guillermina, habían decidido hacer sus propios vinos, aquellos que, como sus hijos, llevarían el apellido de la familia.
Moscato, pizza y fainá
Si bien la pizza y el moscato son de tradición italiana, en Italia no se juntan.
En Argentina en cambio sí, y lo hicieron por la idea de un inmigrante visionario: el fundador de nuestra bodega, a principios del siglo XX.
​
Fue por la década de 1930 que Don José Eduardo Crotta pensó vender por copa el vino Moscato a sus principales clientes: las pizzerías porteñas. De esta forma, quienes comían una porción de pizza a la salida del teatro o de los cines, de la avenida Corrientes. Como también a la salida de la cancha, la popular “pizza canchera” se acompañaba con un vaso de Moscato.
Se popularizó así un maridaje muy porteño: Moscato, pizza y fainá.
Hoy, así como sucedió con la cultura de los bares, la Ciudad de Buenos Aires es mundialmente conocida también por su circuito de pizzerías notables donde los vinos Crotta cobran gran protagonismo.
Tradiciones Vitivinícolas
Virgen de la Carrodilla
El cultivo de la vid y la preparación del vino están rodeados de mística, de tradiciones y folclore. Porque atrás de cada botella está la gente, con sus sueños y con las creencias con las que trabajan la tierra.
En una de las fincas en la localidad de San Martín, Bodegas y Viñedos Crottahace honor al difundir las tradiciones. Allí, en Finca Ramblón, desde hace años se celebra una procesión alrededor de los viñedos.
Los trabajadores viñateros rezan a la patrona de la vid y el vino, la Virgen de la Carrodilla. Y le donan los primeros racimos de cada cosecha. Este es un evento que atrae a la comunidad cercana a la finca.
El tonel de Dionizij
A principios del siglo XX una generación de toneleros, la familia Bajda, llegada desde Eslovenia, se instaló en Mendoza convirtiéndose en los más importantes fabricantes de cubas, toneles y barricas.
De la talla de uno de sus toneleros, hecha especialmente para Bodegas Crotta, nació el Tonel de Dionizij, la versión eslovena de Dionisio. Un tonel de roble que nos acompaña y que es una joya de la museografía del vino.